martes, 8 de abril de 2008

San Gaspar Del Búfalo



GASPAR MELCHOR BALTAZAR DEL BÚFALO QUARTIERONI


Roma - Italia (1786 - 1837)




El 23 de Setiembre de 1781 don Antonio del Búfalo y doña Annunziata Quartieroni, padres de Gaspar, contrajeron matrimonio. Antonio del Búfalo era un hombre que se enojaba con mucha facilidad, había sido ayudante de cocinero en la Casa del Príncipe Altieri. Annunziata Quartieroni, mujer fina y aristócrata, de familia modesta. Luego de su matrimonio la familia Del Búfalo Cuartieroni alquiló una casita en el barrio de San Martino ai Monti, en el Esquilino. La Basílica de Santa María la Mayor Cerca de esta basílica nació San Gaspar el 06 de Enero de 1786. Poco después de nacer San Gaspar, la familia del Búfalo se trasladó al palacio del príncipe don Paluzzo Altieri. La familia Del Búfalo se trasladó a este Palacio con sus dos hijos, Luis y Gaspar. Al año de edad Gaspar enfermó gravemente y a los dos años Gaspar enfermó nuevamente, pero esta vez de los ojos. Frente al palacio Altieri está ubicada la Iglesia de Jesús, y en su interior está el altar de San Francisco Javier , su mamá lo llevo y todos atribuyeron su curación a un milagro. En la Iglesia de Jesús están los altares de San Ignacio de Loyola y el de San Francisco Javier, el más grande misionero.En el colegio Romano, Gaspar estudió durante 6 años, estudios que corresponderían a los últimos años de la secundaria y la universidad.


En la basílica San Juan de Letrán, San Gaspar recibe la tonsura y las cuatro órdenes menores: el sub diaconado el 21 de Febrero de 1807 y el diaconado el 12 de Marzo de 1808. En la Iglesia que queda en la plaza de Montecitorio el 31 de Julio de 1808, San Gaspar es ordenado sacerdote por el Cardenal Despuig. Ésta no fue una ordenación solemnne porque los franceces ocupaban Roma y el Papa Pío VII estaba preso en el Palacio del Quirinal. San Gaspar ofició su primera misa en la Iglesia de San Marcos el 02 de Agosto de 1808. UN JOVEN SACERDOTE CUMPLE CON SU DEBER. En 1808, Roma no era sólo la ciudad de los Monseñores, también era la gran ciudad de los sacerdotes pobres, ciudad adoptiva, pero ciudad de la esperanza y por eso más buscada y quizás más querida. Gaspar acudía a los Hospicios de "Santa Lucia de Ginnesi" y al de "Los cien sacerdotes" cerca del Puente Sixto, al pie de las colinas de Gianicolo, para asisitir a los sacerdotes pobres y enfermos que llegaban a Roma. En la Plaza Montanara, San Gaspar hacia sus prédicas callejeras. En lA Iglesia San Nicola in Carcere, San Gaspar predicó con ocasión de la fiesta de la Preciosísima Sangre el 01 de Julio de 1810. El 12 de Junio de 1810, llegó a la casa del Búfalo una citación del Jefe de la Policía Francesa. El canónigo Gaspar debía presentarse la mañana siguiente a la jefatura de la Policía Francesa para prestar juramento de fidelidad al emperador Napoleón, ante los comisarios encargados. En el palacio Borromeo, San Gaspar la mañana del 13 de Junio 1810, responde ante la autoridad Francesa con dignidad: NO PUEDO, NO DEBO, NO QUIERO.



En 1814, al ser derrotado Napoleón, pudo volver libre el Pontífice a Roma y también el Padre Gaspar volvió a la ciudad eterna, y encontró que por haber estado la ciudad varios años casi sin sacerdotes había muchísimo trabajo que hacer en confesiones y predicaciones y en tratar de instruir a la juventud, y se dedicó a ello con toda su energía y de tiempo completo. Viendo que se necesitaban fervorosos misioneros que predicaran de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, se propuso fundar una nueva comunidad religiosa: Los Misioneros de la Preciosa Sangre. El Papa lo ayudó y lo animó y así pronto tuvo ya un buen número de misioneros. El quería que las casas de su nueva comunidad se fundaran en los barrios más pobres, más abandonados y más pervertidos de cada ciudad. Y empezó por la ciudad de Nápoles que en ese tiempo era una verdadera guarida de bandidos, donde nadie tenía la vida segura. El propio Sumo Pontífice le recomendó que empezara por Nápoles, pues esa gente necesitaba mucho de la conversión. Y las dificultades que se le presentaban eran extremas. Parecía que Nuestro Señor lo estaba poniendo a prueba, pues apenas solucionaba una dificultad le aparecían varias más. Sin embargo él, con una gran confianza en Dios, logró reunir un buen número de sacerdotes y allá se fue a fundar casas de misiones y obtuvieron grandes conversiones. A sus misioneros les recomendaba que trabajaran fuertemente, y que nunca se dieran por vencidos a pesar de las dificultades y que no dejaran un solo día sin instruirse más y más en nuestra santa religión. El y sus sacerdotes recorrían pueblos y ciudades predicando el Evangelio y la conversión. Aguantaban hambres, fríos, persecuciones y pobreza, pero conseguían un gran número de conversiones, con su predicación, su buen ejemplo y sus sacrificios. Las gentes al verlos tan mortificados y tan instruidos y al oírlos hablar con tanto entusiasmo acerca de la conversión y de la salvación del alma se entusiasmaban y cambiaban de modo de vivir y empezaban a ser mejores. El santo, que terminaba cada misión terriblemente fatigado, les decía a sus amigos: ¿Si es tan bonito trabajar por Nuestro Señor aquí en medio de tantas fatigas, cuánto más será estar junto a El en el cielo donde no hay dolor ni cansancio?. Por todas partes por donde andaba predicando iba propagando la Adoración Nocturna: ese dedicar una noche cada mes para pasar varias horas rezando ante el Santísimo Sacramento. Ya bastante enfermo sufría muchísimo de sed por el calor y por la fiebre, pero hacía el sacrificio de no tomar agua, para obtener con ese sufrimiento la conversión de los pecadores. En invierno el frío lo hacía sufrir muchísimo pero no tenía calefacción, porque el martirio del frío podía convertir pecadores. Murió en Roma en 1836, y fueron tantos los milagros que se obtuvieron por su intercesión, que el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1954.

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