sábado, 5 de abril de 2008

"El Acólito"



El Acólito es servidor y testigo de Jesucristo


“El acólito es destinado al servicio del altar y ayuda del sacerdote y del diacono”, dice la introducción General del Misal (N°65). La palabra clave en esta es la palabra SERVICIO.

Ser acólito es hacer un servicio importante a la comunidad cristiana. Ser acólito nos acerca más a Jesús y nos hace vivir más su amistad. Ser acólito nos enseña a vivir como cristianos. Ser acólito, desde luego, vale la pena.

Ser acólito no es una cosa cualquiera. Nosotros, los cristianos, nos reunimos todos los domingos para celebrar la eucaristía, la misa, que es el momento principal de nuestra fe. Y el acólito es aquel que ayuda a que la misa del domingo se celebre mejor, que todo esté a punto, que todos los asistentes puedan rezar y celebrar como es debido. Además de la misa del domingo, hay también otras celebraciones cristianas, como la misa diaria, o los demás sacramentos, u otros momentos de reunión de la comunidad. El acólito, si se lo piden, ayuda también a estas celebraciones, para un mejor servicio a los que participan en ellas.


están también, de un modo especial, los grandes días de fiesta: la Semana Santa y la Pascua, la Navidad, la fiesta mayor... En esos días, más que nunca, el acólito debe procurar con todo su esfuerzo y sus capacidades que las celebraciones tengan la solemnidad que les corresponde, y todo esté mejor preparado que nunca.Ser acólito no es una cosa cualquiera. Porque con nuestra actuación, servimos y ayudamos a toda la comunidad de los cristianos. Como también la ayudan los que realizan otras tareas o ministerios: los lectores, los responsables de los cantos, etc. Y lo hacemos muy cerca de Jesús, muy cerca de la Palabra y de la Eucaristía que él nos dejó. Y así aprendemos, día tras día, a ser más amigos de él, más cristianos.


Ser acólito no es una cosa cualquiera. ¡Ser acólito es algo muy importante!Por ello, vale la pena que te prepares bien, que lo hagas lo mejor de que seas capaz, que quieras ser un buen modelo para todos los que te vean, que ames cada día más a Jesús y cada día más a toda la gente que tienes a tu alrededor.



Para ser un buen acólito...




  • Es importante que conozcas bien lo que es la misa y el sentido que tiene, así como también los demás sacramentos y celebraciones cristianas. Escucha atentamente todo lo que el sacerdote y los demás responsables te expliquen.



  • Y es importante, también, que conozcas y sepas todo lo que tienes que hacer en la misa y cuándo tienes que hacerlo. Si algo no lo has entendido bien, no dudes en preguntarlo.



  • Cuando estés en el altar, permanece siempre muy atento. Piensa que estás ante Jesús, y piensa también que estás delante de la gente. Si no estás atento, no harás bien lo que tienes que hacer, y encima distraerás a los demás.



  • Sé buen compañero de los demás acólitos, y haz lo que te digan tanto el sacerdote como los demás responsables de la iglesia, para que haya buen clima entre todos y todo funcione correctamente.



  • Sé siempre puntual, tanto para llegar a la hora convenida antes de la misa o de las demás celebraciones, como en los días en que debáis reuniros para ensayar o para cualquier otra actividad.



  • Recuerda que la gente sabe que eres acólito y que ayudas en la celebración de la misa. Lo que significa que deberías ser un poco como un modelo para todos: sé siempre, en la calle, en casa, en la escuela, una chico o una chica servicial, alegre, con ganas de ayudar a todos del mismo modo que ayudas al sacerdote en la misa.



  • En definitiva, procura ser un buen cristiano, amando a Jesús y amando a los demás como él nos enseñó.

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